Galicia fue mi cuna. De la generación de los 60.
Libertad, curiosidad, inquietud… para buscar las entretelas de los pensares y sentires, propios y ajenos.
La frondosidad de los paisajes que me envolvían, sus bosques y mares han marcado en mi esa necesidad de buscar y comprender los entresijos del ser humano, la diversidad de su forma de pensar, sentir y actuar.
Buscadora incansable, me recuerdo en plena adolescencia, realizando encuestas populares sobre el “sentido de la vida”. Sonrío con ternura al rememorarlo. Quizás en aquel tiempo no sabía dónde me llevarían mis propios pasos, pero aun sin saberlo estaba creando los cimientos de lo que más tarde sería mi profesión. Eran los inicios.
Creo que siempre, de alguna manera y sin saberlo, he sido psicóloga, bajo el disfraz de la “mejor amiga”, la que se buscaba para hablar y contarle los problemas personales, las intimidades del amor y del desamor… en los parques, las fiestas…
Sigo sonriendo.
Y seguí buscando respuestas cada vez más profundas sobre la vida y el vivir, iniciando la carrera universitaria de Filosofía y Psicología. Una carrera tan novedosa por aquel entonces, que apenas nadie sabía que era eso de la “psicología”.
Y poco a poco fui descubriendo los entresijos de la mente, el mundo emocional, la conducta humana y sus patologías. Y mi fascinación iba creciendo cada vez más.
Aunque mi formación parte de una base estrictamente clínica-científica, mi ansia de aprender y profundizar en la mente humana, me mostraba la necesidad no solo de formarme académicamente sino también personalmente, iniciando entonces un extenso e intenso camino de desarrollo personal en las más variadas disciplinas (budismo, hipnosis, meditación, coaching, expresión corporal…)
CHUS GONZÁLEZ
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